LOS SANTOS HABLAN

“Quien medite de corazón cada uno de estos Mensajes, obtendrá Gracias especiales para su vida espiritual. Si es pecador, se convertirá; si es imperfecto, se volverá perfecto; si es santo se hará más santo; si es tentado triunfará; si sufre, podrá encontrar en estas meditaciones, la fuerza, la medicina, el consuelo; y si su alma es débil y pobre, hallará un alimento espiritual y un espejo en el que mirándose continuamente, se embellecerá y se hará semejante a Jesús, nuestro modelo. AMEN, AMEN, AMEN.

martes, 22 de agosto de 2023

FIESTA DE MARIA REINA, 22 de Agosto, 2023

 


"La Virgen Inmaculada Virgen María fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial fue ensalzada por el Señor como Reina universal, con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores y vencedor del pecado y de la muerte". 

(Conconcilio Vaticano II, Constitución dogmática. Lumen gentium, n.59).

·         María es Reina de los ángeles y de todos los hombres

·         Fundamento Teológico de la Realeza de María

·         Naturaleza del Reino de María

·         La Salve

·         Oración a María Reina

Fuente.- https://www.aciprensa.com/recurso/2375/fiesta-de-maria-reina

En 1954 el Papa Pío XII, instituyó la fiesta Litúrgica del Reinado de María al coronar a la Virgen en Santa María la Mayor, Roma. En esta ocasión el Papa también promulgó el documento principal del Magisterio acerca de la dignidad y realeza de Maria, la Encíclica Ad coeli Reginam (Oct 11, 1954).

El pueblo cristiano siempre ha reconocido a María Reina por ser madre del Rey de reyes y Señor de Señores. Su poder y sus atributos los recibe del Todopoderoso: Su Hijo, Jesucristo. Es El quien la constituye Reina y Señora de todo lo creado, de los hombres y aún de los ángeles.

Juan Pablo II, el 23 de julio del 1997, habló sobre la Virgen como Reina del universo. Recordó que "a partir del siglo V, casi en el mismo período en que el Concilio de Efeso proclama a la Virgen 'Madre de Dios', se comienza a atribuir a María el título de Reina. El pueblo cristiano, con este ulterior reconocimiento de su dignidad excelsa, quiere situarla por encima de todas las criaturas, exaltando su papel y su importancia en la vida de cada persona y del mundo entero".

El Santo Padre explicó que "el título de Reina no sustituye al de Madre: su realeza sigue siendo un corolario de su peculiar misión materna, y expresa simplemente el poder que le ha sido conferido para llevar a cabo esta misión. (...) Los cristianos miran con confianza a María Reina, y esto aumenta su abandono filial en Aquella que es madre en el orden de la gracia".

"La Asunción favorece la plena comunión de María no sólo con Cristo, sino con cada uno de nosotros. Ella está junto a nosotros porque su estado glorioso le permite seguirnos en nuestro cotidiano itinerario terreno. (...). Ella conoce todo lo que sucede en nuestra existencia y nos sostiene con amor materno en las pruebas de la vida".

La razón por la que la Santísima Virgen María es Reina se fundamenta teológicamente en su divina Maternidad y en su función de ser colaborar en la obra de la redención del género humano.

a) Por su divina Maternidad: Es el fundamento principal, pues la eleva a un grado altísimo de intimidad con el Padre celestial y la une a su divino Hijo, que es Rey universal por derecho propio.

En la Sagrada Escritura se dice del Hijo que la Virgen concebi­rá: "Hijo del Altísimo será llamado Emmanuel, "Dios con nosotros" y a Él le dará el Señor Dios el trono de David su padre y en la casa de Jacob reinará eter­namente y su reinado no tendrá fin" (Lc. 1,32-33). Y a María se le llama "Madre del Señor" (Lc. 1,43); de donde fácilmente se deduce que Ella es también Reina, pues engendró un Hijo que era Rey y Señor de todas las cosas. Así, con razón, pudo escribir San Juan Damasceno: "Verdaderamente fue Señora de to­das las criaturas cuando fue Madre del Creador" (cit. en la Enc. Ad coeli Reginam, de Pío XII, 11-X-1954).

b) Por ser colaboradora en la obra de la redención del género humano: La Virgen María, por voluntad expresa de Dios, tuvo parte excelentísi­ma en la obra de nuestra Redención. Por ello, puede afir­marse que el género humano sujeto a la muerte por causa de una virgen (Eva), se salva también por medio de una Virgen (María). En consecuencia, así como Cristo es Rey por título de conquista, al precio de su Sangre, también María es Reina al precio de su Compasión dolorosa junto a la Cruz.

"La Beatísima María debe ser llamada Reina, no sólo por ra­zón de su Maternidad divina, sino también porque cooperó íntimamente a nuestra salvación. Así como Cristo, nuevo Adán, es Rey nuestro no sólo por ser Hijo de Dios sino tam­bién nuestro Redentor, con cierta analogía, se puede afirmar que María es Reina, no sólo por ser Madre de Dios sino tam­bién, como nueva Eva, porque fue asociada al nuevo Adán" (cfr. Pío XII, Enc, Ad coeli Reginam).

               

La razón por la que la Santísima Virgen María es Reina se fundamenta teológicamente en su divina Maternidad y en su función de ser colaborar en la obra de la redención del género humano.

a) Por su divina Maternidad: Es el fundamento principal, pues la eleva a un grado altísimo de intimidad con el Padre celestial y la une a su divino Hijo, que es Rey universal por derecho propio.

En la Sagrada Escritura se dice del Hijo que la Virgen concebi­rá: "Hijo del Altísimo será llamado Y a El le dará el Señor Dios el trono de David su padre y en la casa de Jacob reinará eter­namente y su reinado no tendrá fin" (Lc. 1,32-33). Y a María se le llama "Madre del Señor" (Lc. 1,43); de donde fácilmente se deduce que Ella es también Reina, pues engendró un Hijo que era Rey y Señor de todas las cosas. Así, con razón, pudo escribir San Juan Damasceno: "Verdaderamente fue Señora de to­das las criaturas cuando fue Madre del Creador" (cit. en la Enc. Ad coeli Reginam, de Pío XII, 11-X-1954).

b) Por ser colaboradora en la obra de la redención del género humano: La Virgen María, por voluntad expresa de Dios, tuvo parte excelentísi­ma en la obra de nuestra Redención. Por ello, puede afir­marse que el género humano sujeto a la muerte por causa de una virgen (Eva), se salva también por medio de una Virgen (María). En consecuencia, así como Cristo es Rey por título de conquista, al precio de su Sangre, también María es Reina al precio de su Compasión dolorosa junto a la Cruz.

"La Beatísima María debe ser llamada Reina, no sólo por ra­zón de su Maternidad divina, sino también porque cooperó íntimamente a nuestra salvación. Así como Cristo, nuevo Adán, es Rey nuestro no sólo por ser Hijo de Dios sino tam­bién nuestro Redentor, con cierta analogía, se puede afirmar que María es Reina, no sólo por ser Madre de Dios sino tam­bién, como nueva Eva, porque fue asociada al nuevo Adán" (cfr. Pío XII, Enc, Ad coeli Reginam).

Cada 22 de agosto la Iglesia Católica celebra la memoria de “Santa María, Reina de los cielos y la tierra”. 

En algunos lugares, a esta efemérides se le concede aún el rango de fiesta, tal y como fue establecido para el vetus ordo (ordenamiento previo al Concilio Vaticano II) por el Papa Pío XII. Después de la reforma conciliar, el día establecido para la celebración universal pasó del 31 de mayo al 22 de agosto, con rango de memoria obligatoria. 

Naturaleza del Reino de María

El reino de Santa María, a semejanza y en perfecta coincidencia con el reino de Jesucristo, no es un reino temporal y terreno, sino más bien un reino eterno y universal: -"Reino de verdad y de vida, de santidad, de gracia, de amor y de paz" (cfr. Prefacio de la Misa de Cristo Rey).

FIESATa) Es un reino eterno porque existirá siempre y no tendrá fin (cfr. Lc. 1,33) y, es universal porque se extiende al Cielo, a la tierra y a los abismos (cfr. Fil. 2,10-11).

b) Es un reino de verdad y de vida. Para esto vino Jesús al mundo, para dar testimonio de la verdad (cfr. Jn. 18,37) y para dar la vida sobrenatural a los hombres.

c) Es un reino de santidad y justicia porque María, la llena de gracia, nos alcanza las gracias de su Hijo para que seamos santos (cfr. Jn. 1,12-14); y de justicia porque premia las buenas obras de todos (cfr. Rom. 2,5-6).

d) Es un reino de amor porque de su eximia caridad nos ama con corazón maternal como hijos suyos y hermanos de su Hijo (cfr. 1 Cor. 13,8).

e) Es un reino de paz, nunca de odios y rencores; de la paz con que se llenan los corazones que reciben las gracias de Dios (cfr. Is. 9,6).

Santa María como Reina y Madre del Rey es coronada en sus imágenes -según costumbre de la Iglesia- para simbo­lizar por este modo el dominio y poder que tiene sobre todos los súbditos de su reino.

La oración Colecta de la Memoria de Santa María Reina dice: "Oh Dios, que nos han dado como Madre y como Reina, a la Madre de tu Unigénito; concédenos, por su intercesión, el po­der llegar a participar en el Reino celestial de la gloria reserva­da a tus hijos".

SALVE REGINA

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, 
vida, dulzura y esperanza nuestra. 

Dios te salve. 

A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, 
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. 

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, 
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, 
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. 

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, 
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén
              

Oración a María Reina

Dios todopoderoso, que nos has dado como Madre y como Reina a la Madre de tu Unigénito, concédenos que, protegidos por su intercesión, alcancemos la gloria de tus hijos en el reino de los cielos. Reina dignísima del mundo, María Virgen perpetua, intercede por nuestra paz y salud, tú que engendraste a Cristo Señor, Salvador de todos. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

 

sábado, 19 de agosto de 2023

Mensaje de Santa Clara de Asís, 11 de agosto 2023

Mensaje de Santa Clara de Asís,

11 de agosto 2023

https://lossantoshablan.blogspot.com


Habla la InmaculadaVirgen María: 

Escribe mujer de Dios y no sigas tu lógica. "O". Traduce estas palabras que mi pequeña "E" escribió con gran dolor. Satanás la hirió para impedirle escribir, pero Francisco de Asís la protegió, Ayúdala, acompáñala y te volveré a pedir que no la dejes sola.

Hijos Míos, hoy la Iglesia Católica recuerda a Clara de Asís, mujer entregada por completo a la vida espiritual. Discípula de Francisco de Asís, que decidió consagrar su vida completa a la pobreza y al servicio de Dios. Agradezcan al Padre Eterno, Quien, por su Gran Misericordia, sigue entregándoles estas “perlas celestiales”.

Habla Santa Clara de Asís: 

El Señor les bendiga y les guarde. Les muestre Su Rostro y tenga piedad de todos vosotros.

Mis hermanos e hijos: Yo Clara, sierva de Cristo y plantita de nuestro bendito Padre San Francisco, hermana y madre de todos vosotros, aunque indigna, me dirijo a cada uno de vosotros para daros este Mensaje por Gracia Divina.

Cuando tenía 16 años quería conocer al entonces famoso Francisco, fui muchas veces a hablar con él a escondidas, para no ser vista por mis familiares y para evitar chismes.

De esos dos años de encuentros nació entre nosotros una santa amistad. Escuché a Francisco predicar en la Catedral de San Rufino, y mi corazón ardía, me sentí atraída por la propuesta de vivir libre para Dios, cuando mi corazón comprendió la amargura, el odio, los enemigos y la codicia que empujaba a los hombres a la guerra. Sabía que esta forma de vida era como la espada aguda que atravesó el Corazón de Jesús. No quería tener nada que ver con eso, no quería otro Señor que el que ha dado la vida por todos, el que se da poco en la eucaristía para alimentarnos cada día, el que es la luz en la oscuridad y que todo lo cambia y todo lo puede, el que es puro Amor, renace en mí un Amor ardiente y el deseo de entregarme a Dios de manera total y radical.

Supe tomar esa decisión de seguir a Cristo y sobre todo de entregar mi vida al Señor. Fue un desafío muy grande, siendo la primera mujer en seguir a Francisco, mi relación con él podría ser mal entendida. Me escapé de la casa el 18 de marzo de 1212, Domingo de Ramos, comenzando así la gran aventura de mi vocación. Superé obstáculos y miedos para aclarar una respuesta concreta al llamado que el Señor había puesto en mi corazón. Llegué a la humilde capilla de la Porciúncula donde me esperaban Francisco y los demás Frailes Menores y me entregué al Señor de la mano de Francisco. Allí hice mi total Consagración a Dios, renunciando a todas las vanidades del mudo. Francisco me cortó el pelo. Era el símbolo de mi entrada en el nuevo camino religioso.

Ahora éramos dos en el mismo camino y nunca más nos separamos. Desde ese momento Francisco y yo hemos sido inseparables. Francisco prometió ayudarme, estar cerca de mí y se convirtió en mi guía espiritual. ¡Oh bendita pobreza, que otorgas riquezas eternas a los que la aman y la abrazan! ¡Oh santa pobreza, a quien Dios promete el reino de los cielos a quien la posee y la desea, y sin duda, a ellos también se les ofrece la Gloria Eterna y la vida Bienaventurada! ¡Oh piadosa pobreza, a quien el Señor Jesucristo se ha dignado abrazar con preferencia sobre todas las cosas, El que después de todo lo dijo las cosas fueron hechas! Hoy os digo a cada uno de vosotros: si sufrís con Cristo, reinaréis con El; si lloráis con El, os regocijareis con El; si morís con El en la Cruz de la tribulación, estableceréis moradas eternas en el esplendor de los Santos y tu nombre inscrito en el libro de la vida, será glorioso entre los hombres!

Pon tu alma frente a ese espejo todos los días (Cristo) y escruta continuamente tu rostro en El, para adornarte con todas las virtudes. He hecho grandes sacrificios durante los cuarenta y dos años de vida consagrada. Cuando me preguntaron si me estaba excediendo, les respondí: “Estos excesos son necesarios para la recuperación, sin el derramamiento de la Sangre de Jesús no habría Salvación”. Y agregó: Hay algunos que no rezan, hay muchos que viven sólo por la idolatría de los sentidos. Alguien debe rezar y sacrificarse por los que no rezan. Si no se estableciera este equilibrio espiritual, la Tierra estaría destruida por el maligno”.

Ahora te comparto estas frases para que reflexiones y medites en tu corazón:

·       Si miras a Dios, lo que tanto te preocupa te parecerá insignificante. Tengamos cuidado, si entramos en el camio del Señor, de ninguna manera saldremos jamás de él por nuestra culpa e ignorancia.

·  Jesús es el Puente entre el que todo lo puede y las criaturas que todo lo necesitan.

·       Por el amor de Cristo no hay dolor que te haga sufrir.

·       Nunca pierdas de vista el punto de partida.

·       Crecer siempre en el amor de Dios y en la caridad recíproca.

·       Que gran y loable cambio: dejar las cosas temporales por las eternas, merecer los bienes celestiales en lugar de los terrenales, y tener una vida feliz para siempre.

Yo, Clara, sierva de Cristo, plantita de nuestro santísimo padre San Francisco, vuestra hermana y madre, aunque indigna, ruego a nuestro Señor Jesucristo, por Su Misericordia y por intercesión de Su Santísima Madre María, del Santísimo San Miguel Arcángel y de todos los Santos Ángeles de Dios, de nuestro santísimo padre Francisco y de todos los Santos y Santas, el mismo Padre Celestial dé y confirme esta Santísima bendición en el

Cielo y en la Tierra; en la Tierra, multiplicándolos en Su Gracia y virtudes entre sus siervos y siervas en Su Iglesia militante; y en el Cielo, exaltándolos y glorificándolos en la Iglesia

Triunfante entre Sus Santos y Santas. Que el Señor esté siempre con vosotros y que vosotros estéis siempre con él. Soy tu hermana y Clara, madre de Asís.

Habla la InmaculadaVirgen María: 

Hijos Míos, Clara ante Francisco llegó a mostrarse débil, no por victimizarse, sino porque su alma necesitaba consuelo y aliento. Sin embargo, cuando era necesario y ante sus hermanas clarisas del Convento, era la madre revestida de fortaleza que ellas requerían, para defenderlas y protegerlas. Francisco y Clara permanecieron juntos, supieron articular su mutuo amor con el amor a Cristo y a los pobres de tal forma, que era un solo gran amor. Jamás salió uno del corazón del otro. Ellos son ejemplo del “santo amor y sana amistad” entre un hombre y una mujer. Clara y Francisco estaban unidos por una amistad tan tierna y profunda, que se convirtió en una parte integral de su camino de fe y su Misión en esta Tierra. Este vínculo tan especial hacia sonreír a Dios.

Francisco y Clara son vidas unidas por Dios, unidas en un mismo ideal. No es posible comprender ni separar las vidas de Francisco y Clara, porque mutuamente se iluminan y se llenan de sentido. Juntos miraban en la misma dirección: acercarse e imitar a Cristo. Si mirar en la misma dirección significa amarse, entonces Francisco y Clara son amantes, de una manera única y especial. Seguid este ejemplo de amor fraterno y santo con todos vuestros semejantes. Oren por todos, oren unos por otros, por los altares, anímense que Dios respeta el libre albedrío de todos, cada uno es también instrumento de su perfecto y Divino Designio.

Reciban Mi Amorosa Bendición, como su Eterna Madre, la Inmaculada siempre Virgen María.