¡El Señor corrige al que ama. Formamos un solo cuerpo en Cristo!
Enseñanza Núm.10
El
Señor corrige al que ama. Formamos un solo cuerpo en Cristo, cumple con tu función.
Sé bondadoso y fiel. Confía más en Dios que en tu sabiduría, consúltalo. Ten cuidado
de lo que ves para que haya luz en ti. Sean santos y ejemplo para los que no creen.
Estén alerta, manténganse firmes en la fe, sean hombres, sean fuertes.
Enseñanza Núm.10
19 DE JUNIO DE 2016
Ustedes
se enfrentan con el mal, pero todavía no han tenido que resistir hasta la
sangre. Tal vez hayan olvidado la palabra de consuelo que la sabiduría les
dirige como a hijos: Hijo, no te pongas triste porque el Señor te corrige, no
te desanimes cuando te reprenda; pues el Señor corrige al que ama y castiga al
que recibe como hijo. Ustedes sufren, pero es para su bien, y Dios los trata
como a hijos: ¿a qué hijo no lo corrige su padre? (Hebreos 12:4-7)
Miren
cuántas partes tiene nuestro cuerpo, y es uno, aunque las varias partes no
desempeñan la misma función. Así también nosotros formamos un solo cuerpo en
Cristo. Dependemos unos de otros y tenemos capacidades diferentes según el don
que hemos recibido. Si eres profeta, transmite las luces que te son entregadas;
si eres diácono, cumple tu misión; si eres maestro, enseña. Si eres predicador,
sé capaz de animar a los demás; si te corresponde la asistencia, da con la mano
abierta; si eres dirigente, actúa con dedicación; si ayudas a los que sufren,
muéstrate sonriente. (Romanos 12:4-8)
¡Que
no te falten ni la bondad ni la fidelidad! Átalas a tu cuello, inscríbelas en
las tablillas de tu corazón; así conseguirás benevolencia y estima tanto de
Dios como de los hombres. Confía en el Señor con todo el corazón, y no te fíes
de tu propia sabiduría. En cualquiera cosa que hagas, tenlo presente: él
aplanará tus caminos. (Proverbios 3:3-6)
Lo que
les mandé, más bien, fue esto: «Escuchen mi voz, y yo seré su Dios y ustedes
serán mi pueblo. Caminen por el camino que les indiqué para que siempre les
vaya bien.» (Jeremías 7:23)
Tu ojo
es la lámpara de tu cuerpo. Si tu ojo recibe la luz, toda tu persona tendrá
luz; pero si tu ojo está oscurecido, toda tu persona estará en oscuridad.
Procura, pues, que la luz que hay dentro de ti no se vuelva oscuridad. Si toda
tu persona se abre a la luz y no queda en ella ninguna parte oscura, llegará a
ser radiante como bajo los destellos de la lámpara.» (Lucas 11:34)
Procuren
estar en paz con todos y progresen en la santidad, pues sin ella nadie verá al
Señor. Cuídense, no sea que alguno de ustedes pierda la gracia de Dios y alguna
raíz amarga produzca brotes, perjudicando a muchos. (Hebreos 12:14-15)
Lleven
una vida ejemplar en medio de los que no conocen a Dios; de este modo, esos
mismos que los calumnian y los tratan de malhechores, notarán sus buenas obras
y darán gloria a Dios el día en que los visite. (1° Pedro 2.12)
Y así
como la desobediencia de uno solo hizo pecadores a muchos, así también por la
obediencia de uno solo una multitud accede a la verdadera rectitud. (Romanos
5:19)