Evangelización para los Últimos Tiempos
Enseñanza Núm. 22
Enseñanza Núm. 22 “La
Esperanza”.
24 de Septiembre
del 2016
Mis adversarios me insultan y se me quiebran los huesos al oír que a cada rato me dicen: «¿Dónde
quedó tu Dios?»
(Salmo 42,11)
Y ¿quién podrá
hacerles daño si se esfuerzan en hacer el bien? Felices ustedes si incluso tienen que
sufrir por haber actuado bien. No
teman lo que ellos temen ni se asusten, sino bendigan en sus corazones al Señor, a Cristo; estén siempre dispuestos
para dar una respuesta a quien les pida cuenta de su esperanza, pero háganlo con sencillez y
deferencia, sabiendo que tienen la conciencia limpia. De este modo, si alguien
los acusa, la vergüenza será para aquellos que calumnian la vida recta de los
cristianos. (1ª Pedro 3,13-16)
¡Yahvé, tu Dios, está en medio de ti el
héroe que te salva! El saltará de gozo al verte a ti y te renovará su amor. Por
ti danzará y lanzará gritos de alegría como lo haces tú en el día de la
Fiesta.»
(Sofonías 3,17)
Te preserva el Señor de todo mal, él
guarda tu alma. Él te guarda al salir y al regresar, ahora y para siempre. (Salmo 121,7-8)
Sigamos
profesando nuestra esperanza sin que nada nos pueda conmover, ya que es digno
de confianza aquel que se comprometió. (Hebreos 10,23)
Amen
al Señor todos sus fieles, pues él guarda a los que le son leales, pero les
devolverá el doble a los soberbios. (Salmo 31,24)
Recuerden
la Escritura: Ni ojo vio, ni oído oyó, ni
por mente humana han pasado las cosas que Dios ha preparado para los que lo
aman. (1ª Corintios 2,9)
Cada
uno podrá permanecer sentado bajo su parrón o su higuera sin que nadie lo
moleste; pues así lo dice el Señor. (Miqueas 4,4)
Incluso no nos
acobardamos en las tribulaciones, sabiendo que la prueba ejercita la paciencia, que la paciencia nos hace madurar y que
la madurez aviva la esperanza, la
cual no quedará frustrada, pues ya se nos ha dado el Espíritu Santo, y por él
el amor de Dios se va derramando en nuestros corazones. (Romanos
5,3-5)
Amados,
a pesar de que ya somos hijos de Dios, no se ha manifestado todavía lo que
seremos; pero sabemos que cuando él aparezca en su gloria, seremos semejantes a
él, porque lo veremos tal como es. (1 Juan 3,2)
Por lo tanto,
hermanos, esfuércense por confirmar el llamado de Dios que los ha elegido. Si
obran así, no decaerán, y se les
facilitará generosamente la entrada al reino eterno de nuestro Señor y
Salvador, Cristo Jesús. (2ª Pedro 1,10-11)